martes, 23 de diciembre de 2008

LA ABADÍA DE NORTHANGER, de Jane Austen

Dice la contraportada que "es la novela más irónica y divertida" de Jane Austen. A mí me parece que es una manera elegante de decir que es la novela menos profunda y meditada de la autora. Claro, que ya se sabe lo que vienen siendo últimamente mis juicios. Pero creo que tengo razón.

En realidad, esta es una novela que se puede considerar como dos. O mejor, como dos intentos fallidos por crear algo con un mínimo de interés. Centrada en el personaje de Catherine Morland, la obra se divide en dos partes según los lugares: el balneario de Bath (de ahí la foto) y la abadía que le da título, y que no es más que la casa de los amigos que conoce en el balneario y con los que acabarán uniéndola lazos muy estrechos.

La parte del balneario no puede ser más cursi. Vale que la autora establece un lenguaje metanovelesco, muy original para su tiempo, en el que ella es la primera que se burla de las convenciones sociales estupidísimas que rigen la vida de sus encorsetados personajes. Desde el principio se dedica a aclarar que "aquello no es una novela", y hace curiosas reflexiones sobre la consideración que en su tiempo se tenía de este tipo de textos como de un género menor, sólo reservado a las mujeres, y que los hombres, mucho más inteligentes e instruidos no podían apreciar. Bien. Lo demás es un tostón: bailes, cenas, asistencia a paseos, a teatros, a excursiones... Atracciones y rechazos con el sexo opuesto. Amores, amorcillos y malentendidos varios. Y millones de tópicos y estrecheces sociales.

Cuando ya estaba a punto de abandonarla por agotamiento, la novela da un giro. Se van a casa de los nuevos amigos, y allí, cada vez que la cosa parece empezar a enderezarse (desde la novela gótica hasta la más puramente romántica, pasando por un tímido conato de misterio y otro de investigación criminal), la autora vuelve a recordarnos que su chica no es una heroína de novela, y que si esperábamos de su vida algo apasionante, íbamos listos.

Y efectivamente, todo se queda en aproximaciones, como si la autora tuviera tentaciones de abordar alguno de esos subgéneros e inmediatamente después se arrepintiera, para volver a intentarlo de nuevo apenas dos páginas después. Un desvarío.

Reconozco que esta última parte me la he leído ya muy por encima. Saltándome párrafos y páginas enteras. Dándole cada vez una nueva oportunidad, pero teniendo cada vez más claro que nada iba a cambiar. Bueno, sí: al final se casan. Pero deprisa y corriendo. En dos páginas liquida el futuro de todos los personajes a los que había dedicado párrafos y párrafos para presentar una conversación sobre el tiempo o sobre las últimas novedades de la moda. ¿Tiene esto ni pies ni cabeza?

En fin..., otro fracaso.

sábado, 20 de diciembre de 2008

CUENTOS BREVES PARA LEER EN EL BUS


Tiene guasa la cosa de que cuando decido hacer un inventario de lo que leo sea justamente cuando menos estoy leyendo en toda mi vida. ¿Me justifico? Allá va: uno, no encuentro nada que me enganche; dos, tengo los ojos muy irritados y de noche prefiero descansarlos y escuchar noticias, y tres, siempre estoy leyendo varias cosas a la vez, y así no se avanza en ninguna.
Hechas todas estas matizaciones, paso a añadir (más con alivio que con satisfacción) un nuevo título. Bueno, es una recopilación de cuentos, como su nombre indica, todos ellos de autores importantes. Me ha resultado bastante entretenido, en general. Lógicamente, me han gustado unos más que otros, pero me quedo sobre todo con dos: "El bergantín holandés", de Apollinaire, y "El cuento californiano", de Mark Twain. Éstos incluso los voy a aprovechar para los alumnos, creo que les pueden gustar.
Y nada más. Me ocupo poco de este blog, no porque lo tenga abandonado, sino sencillamente porque no estoy leyendo prácticamente nada. Me tiene mucho más ocupada el blog de los chavales, en el que sí que se van sumando títulos a un ritmo bastante apreciable. Estoy contenta con la experiencia; ahora voy a ver si le doy un nuevo giro y la amplío. Pero sobre esto aún tengo que reflexionar un rato.
Con respecto a este blog (que ya parece más un diario íntimo que otra cosa), pese a todo creo que me viene muy bien tenerlo, porque tengo la memoria bastante descuidada últimamente, y este listado puede ser una herramienta útil para el futuro. Ojalá hubiera hecho una lista de lecturas desde hace muchos años. A lo mejor así me evitaba comprar libros repetidos. Si es que me acordaba de mirar la lista, claro, que esa es otra.
En fin, sigo leyendo varias cosas. En cuanto acabe algo (sabe Dios...), lo ficharé. Disciplinada, de momento, lo sigo siendo.

lunes, 1 de diciembre de 2008

IL PRETE BELLO, de Gofredo Parise


La acabé, por fin. With more pain than glory, que dice mi hijo, pero vale. O sea, haciendo al final un esfuerzo, aburrida de la historia pero pensando que me servía para practicar el italiano. Bueno, esa era su misión.
Lo cierto es que la recordaba muy distinta de lo que es. Yo me acordaba de la adaptación divertidísima que hicimos en el ABC de Florencia. Nos centramos sólo en la historia de don Gastón liándose con Fedora, para gran dolor de la signorina Immacolata. Y eso aparece sólo al final, como una de las varias peripecias y distintos aspectos que trata la novela. Pero no es el esencial, en absoluto. Ni siquiera tengo claro que el cura sea el protagonista, a pesar del título y a pesar de que él actúa como revulsivo de los muchos deseos insatisfechos que se amontonan en el triste patio de vecindad que comparten los personajes de la novela.
Narrada por Sergio, un niño de ocho o nueve años, asistiremos a la recreación de la vida frustrada de un puñado de vecinos, entre los que destacan varias solteronas (símbolo de todas las insatisfacciones en aquel tiempo, en aquel país), y de cómo la llegada de un cura guapo, alto, joven, perfecto representante del fascismo, convulsionará las vidas de todos.
Al final hasta el cura acaba como el rosario de la aurora, devorado por la pasión que le inspira Fedora (sobradamente satisfecha, en su caso), que le lleva a una enfermedad incurable. Las solteronas acaban más taradas que nunca y hasta el amigo del niño muere atropellado por un camión, no sin antes haber pasado una buena temporada en el reformatorio. Una juega, vamos.
Está bien lo de leer en italiano, me gusta y me lo impongo como una obligación. Pero ya podrían ellos también ampliar el temario, que estoy de dopoguerra, de fascio y del Duce, de hambre y miseria hasta el moño. Son como nosotros, que parece que no tengamos más tema que la guerra civil. ¡Plastas!

jueves, 20 de noviembre de 2008

EL ESCARABAJO DE ORO, de Edgar Allan Poe


Bueno, por fin consigo acabarme un libro. Que ni siquiera es una novela, apenas un cuento y que, como tantas otras veces, he leído por obligación. Pero me ha gustado. Supongo que más porque lo he leído pensando en los alumnos que en mí misma, eso sí. Pero al menos he conseguido acabar un libro, por breve que sea.
En todo el tiempo que llevo sin aparecer por aquí, han pasado por mis manos un montón de libros: novelas, cuentos, biografías y géneros varios y, por sorprendente que parezca, no he conseguido acabar ni uno. Nada me gusta, nada me engancha, me resulta muy difícil concentrarme en lo que leo. O no doy una al elegirlos, o es que no consigo sacarle el jugo a las cosas.
Y este lo he leído para clase. En valenciano. Y bien, está entretenido. Es un Poe que se aproxima mucho a Sherlock Holmes: no hay hechos sobrenaturales, hay una investigación más o menos interesantilla. Sin divagaciones, sin digresiones: al grano. Simpática la cosa de los criptogramas. Y la típica historia de descubrimiento de un tesoro mediante escritura oculta en un pergamino de un barco español hundido en costas americanas. En fin, no es el colmo de la originalidad, pero me parece que a mis alumnos de Diver les puede gustar.
Más por ellos que por mí, doy por bien empleadas las escasas dos horas que se tarda en leerlo. Y seguiré buscando. Aunque, en estos momentos, no tengo urgencia por leer. Por primera vez en mi vida. Si me cae algo interesante, vale. Pero si no, no me angustio. No me apetece. Aunque, para decir la verdad, llevo en estos momentos dos libros entre manos: "La ladrona de libros" y "Il prete bello". El primero, no estoy nada convencida de que llegue a acabarlo, ya reseñaré. El segundo sí. Es en italiano, y en eso es en lo único que llevo una mínima disciplina este año. Mínima del todo, pero es lo único que medio me motiva.
En fin, malos tiempos para la épica, según parece. Ya escampará.

jueves, 6 de noviembre de 2008

KAFKA Y LA MUÑECA VIAJERA, de Jordi Sierra i Fabra


Llevaba tiempo queriendo leer este libro y esperaba mucho de él: la historia real en la que se basa es preciosa, y Sierra i Fabra sabe contar. Pero me ha decepcionado. Ya sé que últimamente me decepciona todo lo que leo, pero es así. A ver, me he leído el libro en dos horas. Más por su brevedad que por su interés, y también porque durante buena parte de la lectura he estado esperando que cambiara algo, que todo aquello no fuera más que una mera introducción y que más adelante el autor se pusiera de verdad manos a la obra para construir una historia. Pero no. Se queda en la simple narración, vagamente novelada, de lo que fueron los hechos. Reconstruye imaginariamente algunas de las cartas que Kafka escribió para la niña y que nunca se han encontrado y da dos o tres pinceladitas de la vida del escritor. Todo lo demás es una narración demasiado minuciosa, unas descripciones que sobran en muchos casos y el vano intento de algo así como una introspección psicológica analizando los sentimientos del escritor. Nada más. Yo creo que con los mimbres con los que contaba (la extraordinaria historia de las cartas que escribió Kafka a una niña para consolarla por haber perdido su muñeca) podía haber conseguido un cesto mejor.
Pensaba que se podría utilizar en clase, pero no. Los alumnos se morirían de aburrimiento porque no tiene absolutamente nada de acción, y como tampoco les emocionaría la parte biográfica de Kafka, creo que sería perder el tiempo. Nada, seguiremos buscando.

lunes, 27 de octubre de 2008

MOZART, de Fernando Vela


Una biografía. Inevitable después de todas las incógnitas que sobre el personaje me dejó "El síndrome de Mozart". Y me ha gustado mucho, la verdad. Está bien escrita, muy ordenada cronológicamente. No es muy amplia ni aporta datos (creo yo) que no fueran ya sobradamente conocidos, pero como introducción para profanos (que es mi caso), perfecta.
Mozart es sorprendente en sí mismo, como todo el mundo sabe, pero hay una serie de aspectos que me han llamado la atención (aparte de los clásicos sobre su precocidad y el extraordinario número de obras que compuso en su corta vida). Por ejemplo, la forma en que su padre "explotó" su infancia, llevándolo de corte en corte por numerosas ciudades de Europa, que caían rendidas ante la excepcionalidad del niño. Y cómo esto mismo luego se volvió en su contra. Mozart sufrió en carne propia el mal de los niños prodigio: si tanto había hecho con cuatro o seis años, ¿qué podía añadir, a los dieciséis o a los veinte, que fuera superior? Su precocidad se volvió en su contra.
Muy llamativos también otros aspectos: lo muchísimo que viajó; la tibia acogida que le dispensaron siempre Salzburgo y Viena; que él se consideraba alemán y no austríaco (sería así en su época); que su pasión siempre fue la ópera, pese a lo dificultoso que le resultó triunfar en ella; que todo lo que compuso en su vida fue de encargo; que sufrió numerosos altibajos en su popularidad y éxito, y como consecuencia, sobre todo al final, importantes problemas económicos; que su relación con su padre se resintió mucho de falta de entendimiento (por parte del padre, que hubiera querido seguir mangoneándolo toda la vida); que fue muy poco enamoradizo aunque tuvo, después de casado, algunas aventurillas que al parecer no pasaban de simples coqueteos; que mantuvo una tierna relación con su mujer, nunca apasionada, pero sí muy amistosa... ¡Tantas cosas...!
Pero me ha gustado mucho tanto su concepción de la vida como de la música. El libro no aborda nunca su posibilidad de que Mozart padeciera el síndrome de Williams, pero sí hace referencia en numerosas ocasiones a su carácter infantil, alegre, extraordinariamente necesitado de afecto, de público que le demostrara admiración. Y sobre todo, a su ligereza, su alegría, su fluidez. Era una forma de concebir la vida y el arte innatos en él. Nunca se permitió (salvo un poco quizás al final) manifestar en sus obras sus sentimientos. En parte porque no era la moda (hasta el romántico Beethoven esto no sucedería), pero en parte también porque él no concebía la música de esa forma, sino de otra completamente al margen de sentimentalismos, muy próxima a la música pura que tanto se ha buscado después parece ser que sin conseguirlo del todo. O sin la belleza que le otorgaba Mozart. Muy interesante también la reflexión sobre la aparente facilidad de su música y sobre la frivolidad de su vida y de su concepción del mundo, y cómo esto, que podría ser una virtud, le perjudicó seriamente.
Me han interesado todas estas reflexiones. Me gusta el temperamento de Mozart, tan fluido y al mismo tiempo tan disciplinado. Trabajaba hasta caer exhausto. Incluso se considera que pudo ser el simple agotamiento la causa de su muerte. Pero aparentaba ser una persona tan alada y feliz, que se le tomaba poco en serio. Qué triste. Incluso después de su muerte, hasta muchos años después, su música no fue muy tenida en cuenta. Se usaba como lecciones de conservatorio, dada su aparente sencillez y su perfección, pero nadie sospechaba que se trataba de la obra del que posiblemente ha sido el genio más grande de la historia de la humanidad. Dicen que ni su propia mujer sospechó nunca que estaba casada con un genio, que empezó a darse cuenta de su valía tiempo después de su muerte.
No se puede decir que la vida fuera injusta con Mozart, ya que tuvo momentos de extraordinario esplendor, pero sí que no fue tan generosa como debía haberlo sido. Quizás tampoco se pueda juzgar mal a sus contemporáneos. Era demasiado grande para ser comprendido a primera vista. Había que dejar que actuara sobre su risa el paso del tiempo.
La última pieza que compuso, delirante, asustado, "espantando los fantasmas con la mano", fue el Lacrimosa. Cuesta trabajo creer que esto no sea una licencia literaria. Pero cuesta tanto trabajo creer cualquier cosa de la vida de Mozart, que aceptar este hermoso final es simplemente un acto de justicia, de fe, una perfecta manera de redondear una vida indispensable en las nuestras.
Bravo, maestro.

martes, 21 de octubre de 2008

AMÉRICA, de Franz Kafka


La ficho porque ha pasado por mis manos (poco, la verdad), pero he leído sólo una mínima parte de esta novela que cogí con interés. Y no empieza mal: la llegada de un chaval de 16 años a Nueva York, con su primera visión de la Estatua de la Libertad y de los rascacielos al fondo (bueno, los que hubiera en 1912, pero que a él ya le llamaban la atención). La cosa prometía. Y sobre todo cuando, después de una accidentada y bastante angustiosa llegada a la ciudad, parece que las cosas se le arreglan y nos da una visión increíblemente próxima y actual de Nueva York. Me ha impactado cuando dice que le llama la atención de la ciudad el constante ruido que la envuelve (cierto) y sobre todo la maravillosa luz que tiene. Dice que es algo como si rompieran una inmensa lámina de cristal sobre la ciudad, y al hacerse añicos lanzara rayos de luz en todas direcciones. Y la verdad es que es una descripción muy acertada.
Hasta ahí, todo iba bien. Pero luego Kafka empieza a ponerse Kafka, al personaje se le empiezan a complicar las cosas de la manera más absurda, y a mí me iban entrando todas las angustias de la vida. Bien, Kafka, misión cumplida. Pero no me apeteció seguir leyendo ese descenso a los infiernos. Y al final se acabó el plazo de la biblioteca y la he devuelto sin haber alcanzado, creo yo, ni un tercio de su extensión. Eso que se ha llevado "La ciociara", la gran beneficiada de este abandono.
Ah, y otra vez he pillado una muy mala traducción. Me influye horrores que los libros no estén bien traducidos, y eso sin duda también ha contribuido a las pocas ganas que me daban de coger la novela. En fin, intento fallido. Me quedo con la imagen del cristal sobre Nueva York y sigo buscando cosas más interesantes. Que hay muchas.

LA CIOCIARA, de Alberto Moravia


Bueno, por fin la acabé. Liada con ella desde el mes de julio. No porque la novela no merezca ser leída con más presteza, sino porque la he ido relegando a muy poquitos minutos cada día. Siempre había otras cosas que leer, y ésta, cuya única función era mantener vivo el italiano (ya la había leído hacía años), siempre se quedaba en el último lugar.
Me ha gustado. Más que la otra vez. Nunca he sabido cómo traducir el título, porque "ciociara" es una denominación de origen, de una región de Italia, Ciociaria. Ahora veo que la llevaron al cine y que la titularon "Dos mujeres". Bien. Dos mujeres ante la desesperación del final de la II Guerra Mundial. Los últimos nueve meses de la guerra, cuando la situación en Roma ya es irrespirable. Estas mujeres (una madre y su hija adolescente o muy joven) deben abandonar su casa y su tienda y emprender un viaje a ninguna parte, a la mera supervivencia en condiciones extraordinariamente difíciles, por pueblos, por montañas; en cabañas, en casetas abandonadas, en cuevas... Con campesinos, con refugiados, con militares de uno y otro bando. Y la visión de que la guerra hace aflorar lo peor de cada uno. Todo desde el punto de vista de la madre, una mujer sin ninguna instrucción pero con un acusadísimo sentido práctico. Me gusta cómo ve las cosas esta mujer, que no entiende nada y por eso mismo es capaz de emitir juicios absolutamente acertados, libres de prejuicios, basándose simplemente en la experiencia. Ellas dos, cuatro o cinco personajes fijos y un amplísimo desfile de personajes que van aportando las mínimas vivencias de esos nueve meses de nada, de vida prácticamente vegetativa: buscar comida, hacer pequeños negocios e intercambios, pensar en el final de la guerra y en el regreso y básicamente dormir para olvidar.
La novela discurre con un ritmo lentísimo. Prácticamente todos los pequeños episodios que jalonan sus días serían prescindibles. Pero es que eso es lo que se pretende reflejar, la nimiedad de sus vidas. Sólo acelera un poco y se acumulan los acontecimientos al final, cuando la guerra termina y ellas emprenden el camino de regreso. Al final llegan a casa, pero son dos personas muy diferentes de las que eran cuando se fueron, infinitamente más sucias, más malas. Pero es la guerra. Al final no hay juicio (no hay juicio de valor en ningún momento de la novela), porque se refugian un poco en la colectividad, tan corrompida como ellas. No podían ser la excepción. Ha sido la guerra, que ha transformado a las personas hasta casi llegar a perder la condición humana.
Es una novela dura por el asunto que trata, pero no se hace difícil su lectura, porque lo vemos todo a través de los inocentes ojos de Cesira, de las angelicales acciones de Rosetta (tan pervertida al final), de la pureza ideológica de Michele.
Larga, densa, lentísima..., se nota pasar (o no pasar) el tiempo: como lo sentirían aquellos que sólo podían esperar el milagro de la paz.
Muy buena para refrescar el idioma, aunque hay muchísimas palabras referidas al ámbito campesino que se me escapan, pero algunas se me han ido quedando. Muy provechosa para mí.

domingo, 12 de octubre de 2008

EL SÍNDROME DE MOZART, de Gonzalo Moure







Preciosa novela. Interesantísima. Tenía ganas de leer algo de Moure, y no me ha defraudado. Sobre todo porque, al margen de la historia que narra, trata un tema que a mí me ha resultado apasionante: el de los enfermos de síndrome de Williams. Nunca había oído hablar de él, pero parece ser que pudo paredecerlo Mozart: se trata de personas de escasa estatura, con carita de gnomos, muy simpáticos y alegres, muy cariñosos y sociables, muy infantiles, con una extraordinaria capacidad verbal y un prodigioso talento musical que puede llegar incluso al oído absoluto. Pero negados completamente para cualquier otro aspecto de la vida práctica. Se podría decir que son retrasados en todo excepto en el terreno de la música y en el de los afectos.

Partiendo de esta base médica, Moure desarrolla una trama muy bonita. Un chico de 18 años, en un pueblo de Asturias, que padece esta enfermedad. Es un ángel. Y una chica de 17 años, hija de un neurólogo que quiere estudiar al chico y va a pasar un verano a su pueblo. La historia de los chicos es simple. Bonita y tierna, pero sin gran acción. Engancha mucho más por lo que cuenta de Mozart y de las personas que padecen este síndrome. De ahí que me reserve un espacio para las dudas con respecto a este autor. Cuando no tenga el magnífico soporte sobre el que construía esta vez, ¿será capaz de crear y desarrollar una historia con el mismo nivel de interés? Lo digo porque los personajes secundarios (un ucraniano del que está enamorada la chica, su amiga gótica-emo-alternativa) pecan de simples y estereotipados. Claro que se trata de una novelita para adolescentes, ya lo sé, pero... Pero es que le veo algo de pretencioso. Demasiadas "frases que piden mármol", que diría el otro. Quiere "hacer pensar" con cierta frecuencia, y con demasiada dificultad.

Pero bueno, esta es la parte negativa. La positiva es que la novela verdaderamente engancha. Yo me la leí ayer por la tarde de un tirón, escuchando "La flauta mágica" y otras obras de Mozart, porque llega un momento en que te lo pide el alma, y puedo garantizar que pasé unas horas extraordinarias.

Puede gustar a alumnos a partir de 14 años, porque no es difícil. Pero no a todos los alumnos. A los más sensibles, ni siquiera a los más listos. No, no va por ahí la cosa. No se dirige a talentazos, sino a gente con inquietud y curiosidad. Y tampoco pone límite de edad por arriba. Cualquiera puede disfrutar del ambiente que crea, de las incógnitas que abre, de la fascinación que ejerce la incuestionable figura de Mozart. Todo un hallazgo.

martes, 7 de octubre de 2008

TRISTANA, de Pérez Galdós



















De regreso a los clásicos, donde
siempre se encuentran tantas cosas. Parece mentira que una novela, en apariencia no demasiado compleja, pueda dar para tanto. Pero lo cierto es que, aunque mientras la estás leyendo parece que no esté dando demasiado de sí, al final resulta que te ha aportado numerosos temas sobre los que meditar, porque aborda muy variados aspectos de la vida, de las relaciones, de los deseos y los sentimientos de los personajes. A ver si consigo ordenarlos.

Lo más evidente es la historia de don Lope, caduco donjuán que se aprovecha de la orfandad de la hija de un conocido. La adopta y la hace suya totalmente, sobre todo en una época en la que la "deshonra" equivalía a la negación de cualquier otra posibilidad. Y sin embargo, Tristana no parece darse cuenta de la gravedad de su situación. Don Lope es un padre-amante que tampoco la molesta demasiado en sus ensueños.

Tristana es una joven fundamentalmente soñadora, que no percibe la realidad de las cosas y que vive en un mundo ideal en el que sólo varía el objeto de su atención, pero nunca la intensidad con que se entrega a él. Vive prisionera y anhela la libertad, pero vagamente, como en un juego, como en un sueño. Y así va superponiendo sucesivas ilusiones en su vida: la pintura, el teatro, los idiomas, la música... En todas las disciplinas es buena, probablemente como consecuencia de la pasión que les pone. Pero la principal ilusión en su vida es el amor, primero hacia Horacio Díaz, luego hacia Dios, y al final quién sabe si incluso hacia don Lope.

Su relación con el joven Horacio es lo que, en principio, parece más insulso de la novela, pero que al final se me ha revelado como uno de los grandes hallazgos. Su historia con el insustancial pintor no puede ser más vulgar, más cursi, más previsible. Me disgustó sobre todo el largo episodio de las cartas de los enamorados. Qué empalago. Pero claro, Galdós no se podía quedar ahí. Tras tanto merengue, el retorno de la cordura. Y aquí es donde el maestro me hizo quitarme el sombrero: cómo vemos a Horacio empequeñecerse, emborronarse, desintegrarse finalmente a los ojos de Tristana. Qué bien presentado, con extraordinaria discreción narrativa, incluso con cierto distanciamiento, el final de una historia de amor que parecía más fuerte que la muerte. Como todas. Genial el momento en que Tristana constata que no existe el hombre al que amó, que no existió nunca, que solo fue un producto de su incendiaria imaginación. Pero sin alharacas, como si siempre hubiera sabido que eso tenía que suceder. Porque efectivamente sucede.

Lo que no sé si únicamente tiene un valor simbólico es el episodio de la pierna. Al margen de que en aquellos tiempos fuera usual presentar defectos y problemas físicos, y aparte también de la especial atracción de Galdós por los seres tullidos de alguna manera, no creo que le aporte nada a la historia. Puede tener valor simbólico, ya digo: es el fin definitivo de los deseos de libertad de Tristana. Porque la historia no hubiera cambiado sustancialmente, creo yo, si Tristana hubiera conservado la pierna. El amor con Horacio se hubiera terminado de igual manera; la decadencia de don Lope se hubiera ido acentuando también de manera inevitable, haciéndole cada vez más dependiente de la chica. Lo que se consigue es que así la dependencia sea mutua. O quizás también acelerar el sentimiento de culpa y las ansias de protección hacia su víctima por parte del viejo verdugo, al que se nos presenta cada vez más humano e incluso entrañable.

Asistimos así al progresivo cambio de percepción de don Lope: de ser una persona casi abominable (aunque nunca se le etiqueta como tal) pasa a ser un solícito padre atento a los más mínimos caprichos de su niña enferma, dispuesto a consentirle incluso el amor con Horacio. Fantástica también la postura de don Lope, su perspicacia, para detectar el poco peligro que tiene la vulgar historia de amor de la chica. Muy buena aplicación de la experiencia, de la paciencia, del "savoir faire".

Y al final, no se sabe si se trata de un entente cordiale, de un aterrizaje forzoso o de una inevitable evolución por parte de Tristana, pero su matrimonio con don Lope le da al tiempo que le quita. Le da su perdida honradez, le da serenidad, distancia, equilibrio. Y le quita sus sueños, el mundo ideal, sus deseos de libertad. Incluso su nueva afición, la repostería, a la que se entrega con su pasión habitual, parece amarrarla aún más a tierra. Tristana no volverá a volar.

Quizás para algún curso de bachiller muy bueno, y con una cierta preparación previa, pudiera valer. Pero no creo que pasen más allá de la anécdota. Habría que ayudarles mucho. Y aun así... A mí me ha gustado. Sobre todo desde que empieza a deteriorarse la historia de amor. No es algo que se suela tratar en literatura, y la verdad es que Galdós consigue plantearlo de una forma muy equilibrada, sin implicarse demasiado en los sentimientos de sus personajes ni tomar partido por unos ni por otros, lejos del maniqueísmo de sus novelas de tesis. Bien. Muy bien.

viernes, 3 de octubre de 2008

LA PUERTA DEL MÁS ALLÁ, de Jordi Sierra i Fabra



Colección de nueve cuentos de Sierra i Fabra, metido en ambientes que no son los que suele presentar en sus novelas. Esta vez toca desde el futurismo a la ciencia ficción, desde lo policíaco a lo sobrenatural, tratando de mezclar la fantasía con algunos hechos históricos (el nacimiento de Jesucristo, la infancia de Julio Verne), pero sin conseguirlo demasiado.

Me lo he leído, lógicamente, por necesidades profesionales, pensando en mis alumnos, incluso en los más pequeños (bueno, sólo en ellos), pero ni aun así creo que salvaría más de dos o tres cuentos. Quizás "¡Vamos a tener un hijo!", "La muchacha de la curva peligrosa" y "Los herederos" son los únicos que, retocándolos un poco, quitándoles algunos trozos y simplificándoles otros, podría utilizar para alguna de esas clases que uno decide dedicar a la lectura como entretenimiento. Pero tienen que ser cuentos sueltos, no vale la pena hacerles comprar el libro completo porque no creo que les gustara ni siquiera a ellos.

En fin, pequeña decepción a cargo del amigo Sierra i Fabra, que tan buenos ratos nos hace pasar con otras obras. Seguiremos intentándolo.

viernes, 26 de septiembre de 2008

LOS OTROS DÍAS, de Alfredo Conde


Nada, ni la he terminado. Ni a la mitad he podido llegar. Y eso que la contraportada prometía: un viejo director de orquesta debe abandonar su profesión porque padece Parkinson. Retirado en una casona del pueblo gallego donde pasó su infancia, rememora el pasado y reflexiona acerca de la vida.
Bueno, podía estar bien. Pero qué va. Al menos hasta donde he llegado yo, la cosa no parecía tener ni mucha sustancia en las reflexiones ni desde luego ningún interés en la acción (nula, por otra parte). Ah, y una cosa que me molestaba horrores: el autor tiene una muy particular forma de colocar las comas, de esas que no respetan ni las más elementales normas de la Academia. Reconozco que esto me ha predispuesto bastante en su contra, sí, pero también es cierto que hacer un mal andamiaje dificulta no poco una lectura fluida, correcta y placentera.
Es premio Planeta, pero en fin, ya se sabe...
Un desastre. Lo mejor, el dibujito que le he puesto. Es de la Orquesta de Oviedo. Muy chulo.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

LA IMPACIENCIA DEL CORAZÓN, de Stefan Zweig


Una novela sobre la compasión. El tema es sorprendente, aunque leyéndola seamos capaces de reconocernos en muchas de las reacciones de los personajes, en las buenas y en las malas, al mismo tiempo que sobrecoge la visión de los insospechados terrenos a los que nos puede llevar la compasión mal gestionada. Como dice el autor, la compasión mal entendida no es más que la impaciencia del corazón por sustraerse de la contemplación del dolor ajeno. Y por huir de este malestar somos capaces de cometer los peores males, contra los demás o contra nosotros mismos.
En primera persona, se nos narra la insólita experiencia de un joven militar austriaco que, de malentendido en malentendido, y siempre llevado por su deseo de evitar el sufrimiento de una joven paralítica, se va embrollando en un enredo en el que todos (él el primero) salen perjudicados.
Interesantísima novela, muy atenta a los detalles psicológicos, de ritmo muy lento pero que no decae nunca. Aborda temas de verdad atractivos: la compasión, las diferentes formas de entender el amor y la amistad, el sentido del deber; el agobio al que se ve sometida una persona que es amada obsesivamente por otra por la que solo siente pena; los sentimientos terribles de una persona inválida que no quiere ser compadecida, que quiere sentirse una mujer completa; el dolor de un padre que daría todo por una salvación que no existe; la verdadera bondad, la auténtica compasión del médico que anula su vida por ayudar a los otros... Infinidad de matices psicológicos y de comportamiento que lo hacen un texto muy interesante.
Y un final también muy bueno: cuando la situación de los protagonistas parece no poder ser más desesperada, estalla la I Guerra Mundial. Ante una catástrofe semejante, los problemas individuales parecen quedar diluidos. Sólo queda, al final y para siempre, el peso de la conciencia.
Muy buena. Muy seria. Muy densa.

lunes, 8 de septiembre de 2008

LAS HORAS COMPLETAS, de Luis Mateo Díez


Un grupo de cinco monjes salen una tarde de su convento para ir a merendar a un pueblo a varios kilómetros de distancia. Durante el trayecto en coche, cada uno mantiene dos diálogos: uno con los demás sobre trivialidades y otro consigo mismo, sobre los asuntos que verdaderamente le importan. La monotonía lo envuelve todo hasta que encuentran y recogen a un extraño peregrino que, pese a sus extravagancias y a los sobresaltos que les provoca, tampoco supone una verdadera ruptura ni en sus vidas ni en sus pensamientos.
La novela se estructura en tres partes: viaje de ida, tiempo de la merienda y viaje de vuelta. Son muy pocas horas, efectivamente muy completas. No llega a haber una historia apasionante, esa es la verdad, pero tiene algo que me ha gustado: todos los personajes tienen algo que ocultar. Simple, sí, pero tiene el buen gusto de no caer en los tópicos relativos a los eclesiásticos. Sus secretos no son reprobables, son simples preocupaciones como podría tener cualquier otra persona. Y lo que más me ha gustado (aunque no estoy muy segura de que no sea una manera de escurrir el bulto) es que en ningún caso cuenta abiertamente el asunto. Se sugiere, se deja hilvanado, pero no se detalla. Sí se cuentan, en cambio, muchas otras anécdotas que han sucedido a personajes que no intervienen en el relato, que son conocidos de alguien o simples leyendas. Muy original.
Pero lo mejor de todo es el estilo. Prodigioso manejo de la lengua de los diálogos, extraordinariamente bien conseguida. Eso, y la mezcla sin interrupción, pero sin dar lugar a confusiones, entre pensamientos y realidad. No describe a los personajes, ni siquiera los presenta ni los clasifica de ninguna manera. Sencillamente, deja que los observemos y penetremos mínimamente en su pensamiento, consiguiendo una casi perfecta objetividad narrativa. Y no hace falta más, al tratarse de un número tan reducido y de un tiempo y un espacio tan concentrados.
En resumen, muy buena en cuanto a la técnica y sobre todo al uso de la lengua. Si lo que se busca, en cambio, es distracción, no es la novela más adecuada.

viernes, 29 de agosto de 2008

LOS EUROPEOS, de Henry James


Dos hermanos, un chico y una chica, pertenecientes a la nobleza europea, se trasladan a Boston con el fin de visitar a sus familiares americanos, a los que no conocen. El propósito de Henry James, al parecer, era confrontar dos modos de vida en aquella época muy dispares, y algo de eso consigue, pero de una manera muy restringida. Los hermanos se quedan a vivir en una casita dentro del jardín de la mansión de su familia, y allí entablan diversas relaciones más o menos amorosas con el resto de personajes. Toda la novela se desarrolla en este mismo espacio, por lo cual no vemos nada de Boston ni de ningún otro lugar. Tampoco queda claro de dónde vienen los hermanos (podría ser Francia o Alemania), así es que la esperada comparación no llega a establecerse más que mínimamente. En resumen, los europeos resultan ser mucho más alegres, frívolos y quizás corruptos, mientras que los americanos (claro, los puritanos bostonianos) tienen un código moral y social muy rígido que les hace ver la alegría como una cualidad sospechosa.


Básicamente, esto es todo. Apenas hay acción, el espacio es la casa, y el tiempo unos pocos meses. Todo muy concentrado. Y mucha atención a sutilísimos detalles psicológicos y sociales que a mí se me escapaban. Creo que, además, he leído una mala traducción, que dificultaba la lectura. Había muchos párrafos que he tenido que leerlos varias veces, para al final quedarme con la impresión de que no lo había entendido bien.


En resumen, se puede leer, pero me esperaba más. Quería saber algo más de Boston justo en el momento en el que yo estaba allí, pero sólo me he encontrado con una deslavazada historia de amor y con muchos prejuicios sociales y morales que no he comprendido del todo.

jueves, 14 de agosto de 2008

LA EDAD DE LA INOCENCIA, de Edith Wharton



Nueva York, a finales del siglo XIX, era un pueblo. Al menos por lo que respecta a la reducidísima clase alta. Incapaces de dar un paso sin ver o ser vistos, impensable el hecho de no actuar siempre de cara a un escaso pero estrechísimo círculo que no perdona ni la más leve disidencia de sus rígidas normas. El marco perfecto para un amor imposible. Newland Archer, prometido con la bella May, prototipo de todas las perfecciones que su clase y condición le exigen, conoce a la prima de esta, la misteriosa Ellen Olenska. Ausente de Nueva York durante los años que ha durado un desgraciado matrimonio, Ellen reúne en sí todos los ingredientes: es bella, inteligente, tiene un pasado turbio, se le atribuye una vida en Europa llena de atractivos... Pero su pasado quedará siempre tan oscuro para el lector como para los propios personajes. Es suyo, y eso forma parte de su leyenda.


Inevitable el amor entre Archer y Ellen. Imposible también. Ambos son demasiado honestos, demasiado "neoyorquinos". No pueden contravenir las normas, dañar a la familia, al buen nombre... Y se sacrifican. Y al fina, Archer comprende que todo ha sido en vano, pues mientras ellos se consumían en la inutilidad de una vida frustrada, todo Nueva York (incluida May) estaban convencidos de la existencia y práctica de ese amor, y se confabulan para acabar con él. Eso sí, con los modos más exquisitos, clavando el puñal entre sonrisas y besos traicioneros.


Muy hermosa historia. Muy triste el final. Me gusta sobre todo por la imagen tan pueblerina y cerrada que da de Nueva York, tan diferente a la que tenemos ahora. Es un ambiente tan asfixiante como la Vetusta de Clarín. Hay una tensión amorosa casi tan fuerte como en aquella, también.


En resumen, es una gran novela. Es la segunda vez que la leo y me ha gustado más aún en esta ocasión. Muy bueno también el final: no hay que remover los fantasmas del pasado, no hay que trasplantarlos de su lugar. Conservemos los recuerdos de lo que pudo haber sido y no fue en las oscuras capillas que siempre habitan nuestra mente. Fuera de ahí, todo se desintegraría. Hasta el recuerdo.

domingo, 3 de agosto de 2008

IRLANDA, de Espido Freire

Una chica, en apariencia adolescente pero sin edad definida, pierde a su hermana menor. Sus padres la envían a una casa de campo con sus primos (chico y chica) y un amigo de estos. Allí se quedan solos y la novela recoge todos los ingredientes con los que se podía haber hecho un relato, como poco, interesante: casa vieja, baúles llenos de ropas y trastos antiguos, chicos solos, apariciones y fantasmas, amor y celos, amistad, odio, venganza, muerte... Y sin embargo, lo que resulta es una cosa ambigua, difusa, increíble y totalmente fallida. Una verdadera pena. Yo esperaba algo de Espido Freire, y me ha desengañado del todo. Se pueden tener los ambientes, los objetos, los chispazos, las líneas, por generales que sean, pero si no hay argumento..., todo se viene abajo.

Habrá que darle otra oportunidad a esta autora, pero esta ha sido un extraordinario fracaso.

EL MUNDO VISTO DESDE EL CIELO, de Ángeles Caso

Monólogo ficticio de un pintor a su hija supuestamente adolescente, a la que abandonó cuando apenas era un bebé, porque sentía la necesidad de estar solo para crear. Vueltas y más vueltas acerca de la función del arte y de otros aspectos de la vida pero tratados todos de una forma muy superficial. Desorden cronológico en el que se entremezclan su propio pasado de niño abandonado por una madre a la que no conoció y su presente de padre abandonador. Historia de su amor por Áurea, la madre de su hija, la mujer que abandona todo por su fe ciega en sus posibilidades como pintor.

En conjunto, muy floja novela, muy del tipo intimista pero sin acabar de ahondar en temas que podrían haber sido interesantes pero que se quedan en simples esbozos. Además de las muy reconocibles influencias literarias en algunas frases, hay una cosa que me ha chirriado muchísimo: al estar escrita en primera persona, se nota horrores que la autora es una mujer, y por más que quiera disimularlo haciendo a veces grandes concesiones a un lenguaje sexual explícito, no consigue borrar la imagen de que es una voz femenina lo que oímos, que finge, sin conseguirlo, ser un hombre. Esto distorsiona mucho su lectura.

En conjunto: argumento flojo, personajes superficiales, ausencia de tiempos y espacios reconocibles (o tan genéricos y mal recreados como "París", "Río de Janeiro" o "mi ciudad") en una novela que decepciona. Ángeles Caso sabe hacerlo mucho mejor. Esta, es preferible olvidarla.

jueves, 31 de julio de 2008

LA PRINCESA DE HIELO, de Camilla Läkberg

"Misterios y secretos familiares en una emocionante novela de suspense", dice la portada. Y sí, exactamente eso es. Una apasionante novela de suspense que consigue absolutamente su propósito: enganchar al lector, sumergirlo en la trama, conducirlo a formular hipótesis sobre el presunto asesino, sobre los presuntos móviles, y comprobar al final hasta dónde nos ha tenido despistados la autora.



La acción se desarrolla en un pueblecito costero de Suecia, cerca de Goteborg, donde la protagonista, Erica, una mujer de 35 años que trabaja como escritora de biografías en Estocolmo, regresa para hacerse cargo de la casa de su familia. Sus padres acaban de morir en un accidente de tráfico y ella, bajo las presiones de su hermana y su cuñado, que pretenden vender la hermosa casa familiar, debe poner en orden todas las cosas que los muertos dejan. Pero no le va a resultar tan fácil, pues otra muerte se cruza en su camino: la de su mejor amiga de la infancia, con la que no tiene contacto desde hace 25 años, pero a la que encuentra asesinada en su bañera. A partir de aquí, se desarrolla una apasionante historia que mezcla la investigación policial con la vida privada, el pasado con el presente y un número importante de personajes que se van enredando en una trama verdaderamente muy entretenida. El ritmo es muy sostenido y constante, y no decae ni cuando se centra en la parte puramente privada de los personajes, al margen de la investigación. Consigue además la autora crear un ambiente muy cálido en medio del frío sueco: describe muy bien las casas, las cocinas, las comidas, y hace ver lo bien que se sienten los personajes con los lugares que les son queridos. Eso me ha gustado muchísimo, aparte de la historia en sí.



Puede que quizás al final tengamos la tentación de pensar que algo es exagerado, o traído por los pelos, pero de verdad que se le perdona fácilmente. Me alegro de haber descubierto a esta autora que vuelve a un género tan difícil, por lo desarrollado, sin tratar de salirse de los cánones que impone el género. Sin pretensiones. Esto es una novela policíaca y ya está. Hay crímenes, misterios, asesinos, secretos de familia... Si además resulta que hay amores y otros temas secundarios, pues bien venidos sean, porque no resultan postizos. Les dedica el espacio que les debe dedicar, sin más. Ha conseguido muy bien dar el tiempo y el espacio necesarios para cada ámbito de la historia. Y así se puede afirmar que las últimas 150 páginas se devoran, buscando ya la resolución a tanta incógnita.



Me alegro de saber que hay una continuación, "Los gritos del pasado". Aunque no sé si Erica, Patrik y sobre todo el pequeño pueblo de Fjällbacka darán para mucho. Pero de momento, se merece que le demos una oportunidad.



Muy recomendable para quien quiera recuperar el placer de una buena historia, muy bien contada. Puede ser aconsejable para alumnos a partir de 4º de ESO.

miércoles, 23 de julio de 2008

NOCTURNO INDIO, de Antonio Tabucchi

"Pero esto no es una novela, es un trozo aquí y otro allá, no hay ni siquiera una verdadera historia. Son sólo fragmentos de una historia." Esto es lo que dice uno de los personajes de esta novela cuando, ya cerca del final, habla sobre la misma novela a la que ella pertenece (¡uf, la metaliteratura, cuánto juego dio hace algún tiempo!). Señal de que el autor no tenía la conciencia demasiado tranquila con su historia.


Y, desde luego, motivos no le faltaban para preocuparse, porque de verdad que esto no es una novela, son pequeños fragmentos sin apenas relación entre sí. La base es la siguiente: un hombre del que desconocemos todo va a India a buscar a un amigo del que sólo sabemos el nombre y que lleva más de un año desaparecido. Ya está. Y como tiene que buscar, habla en cada capítulo con un personaje diferente en un espacio (con predominio de hoteles de todas las categorías) distinto. Fin. Ni siquiera te da una imagen sobre la India, ni hay una conclusión, ni nada que te haga creer al acabar que has leído algo que merecía la pena. Tabucchi dice al final de su obra que "la historia está fuera de los márgenes". Bueno, pero eso podía haberlo dicho antes y nos hubiéramos ahorrado las horas perdidas leyendo nada, esa serie de fragmentos dispersos que no te llevan a ningún sitio.


En fin, un desastre. Me la salva que la he leído en italiano (de ahí que no esté muy segura de que su título en español sea ese, si es que está traducida, que tampoco lo sé). Pero nada más. Menos mal que es corta. ¡A por otra!

lunes, 21 de julio de 2008

LA AMABA, de Anna Gavalda

21 de julio de 2008
He leído esta novela en apenas 24 horas. Bien es verdad que sólo tiene 189 páginas, pero me ha encantado. Había oído hablar de Anna Gavalda como la escritora revelación francesa y tenía ganas de leer algo suyo. Ayer encontré esta novelita y literalmente la he devorado.
El argumento es simple. Pocos personajes, espacio cerrado. Tampoco es que tenga una gran trama narrativa. La historia se limita al diálogo entre una mujer joven, madre de dos niñas y recién abandonada por su marido, y su suegro, con el que, en principio, no le une una relación especialmente estrecha. Al contrario, durante toda la novela ella piensa de él que es un "viejo cretino", y se lo dice infinidad de veces, incluso cuando adivinamos que ya no lo piensa de verdad. El suegro, Pierre, al conocer el abandono de su hijo, recoge a su nuera y a las niñas y las lleva a pasar unos días en una casa de campo de la familia. Y allí hablan. Primero más ella, y luego sobre todo él, desmontándole todas las ideas preconcebidas que sobre él ella había fabricado.
El tiempo real se limita a dos o tres días, pero el tiempo de la narración abarca varios años, así como los espacios. La historia de Pierre abre el horizonte cerrado de la casa, al mismo tiempo que nos abre los ojos hacia una realidad bastante ignorada: las personas mayores también tienen un pasado. No son sólo el padre o el abuelo de alguien. Han vivido, han tenido amores, sufrimientos, dudas, debilidades... Y nos hacen comprender que nada es nuevo y que ninguno de nosotros somos el centro del universo.
Es una hermosa novela sobre el amor, sobre el sentido de la responsabilidad, sobre la búsqueda de la felicidad, sobre la cobardía, sobre la renuncia... Sobre la duda que nos plantea el hecho mismo de vivir. La he leído sin darme tiempo a reflexionar, porque quería conocer el resto de la historia, pero convencida de que tendría que releerla (lo cual, dicho sea de paso, será un placer), muy pronto y más de una vez. Hay muchas frases en esta novela que merecen ser meditadas, pero no he tenido la precaución de anotarlas. ¡Qué gran excusa para retomarla muy pronto!
Promete esta Anna Gavalda. Volveré a leer más cosas de ella. La recomiendo a cualquiera que esté interesado por la vida.