sábado, 28 de febrero de 2009

LOS GRITOS DEL PASADO, de Camilla Lackberg
















La continuación de "La princesa de hielo", pero qué diferente. Empezando porque la anterior protagonista, Erica, aquí nos la pone embarazada de ocho meses, lo que le sirve de excusa para no sacarla de casa y para mostrárnosla sólo atendiendo visitas impertinentes.
El protagonista aquí es sólo Patrick, al que vemos enredado resolviendo un caso de asesinatos del pasado-chica asesinada y chica desaparecida en el presente-familia rarita-extrañas combinaciones de ADN-calor espantoso en Fjallbacka.
La historia no es que sea mala de suyo. Lo único es que, para ser una novela de intriga y de asesinatos misteriosos, a las primeras de cambio descubres quiénes son los asesinos e incluso por qué lo hacen. De verdad que sí. Sólo te falta añadir un pequeño detalle (superfluo o añadido a posteriori), pero por lo demás, clavado. Y además, no sé para qué se empeña en escribir tal tocho de páginas (obligación editorial, supongo) si al menos un tercio de ellas son perfectamente prescindibles.
O sea: previsible, prescindible... ¿Tiene salvación? Me parece que no.

jueves, 26 de febrero de 2009

IL FIDANZAMENTO, de Gofredo Parise


Una novelita corta que trata el tema de la obsesión por casarse en la Italia de los años..., cincuenta, supongo. Una chica que tiene novio, pero éste nunca se decide a casarse, entre otras cosas porque con esta muchacha lo tiene todo resuelto (estamos en los cincuenta, insisto). Pero por una serie de circunstancias, el noviazgo se rompe. Entonces empieza ella una nueva historia con otros chicos, otras amigas, otro novio. Y siempre la madre, que vive pendiente de que alguien se case con su hija.

Cuando todo parece que va a quedar de color de rosa, se cruza el rencor de una tía solterona que se enamora del novio de la sobrina, y todo se viene abajo. Al final, reaparece el primer novio y se reinicia la relación, pero cuando ya parece que se van a casar, él vuelve a acomodarse y a dar largas. Pero ahora parece que la madre ha encontrado la solución definitiva: un embarazo.

Bueno, ni fu ni fa. Se deja leer, sin más. Le interesan a Parise estos temas, y sobre todo retrata bien a las solteronas rabiosas y devoradas por sus fantasías. Pero es una novela corta, en la que tampoco se concede una gran importancia a la descripción de caracteres complejos o interesantes. No creo que sea su intención tampoco.Creo que esta vez no pretendía más que contar una historietilla más o menos entretenida.

Otra novela más en italiano que me llevo. Nada más.

miércoles, 11 de febrero de 2009

RACCONTI ROMANI, de Alberto Moravia


Sesenta cuentos con varios denominadores comunes: Roma, por supuesto, presente en todos ellos; pero también un narrador en primera persona, y unos protagonistas que comparten rasgos: son hombres jóvenes, mayoritariamente feos y poca cosa, que pertenecen a una clase social baja pero que en su mayoría no tienen problemas de supervivencia. Todos ellos, también, se enfrentan a un momento de su vida en el que les ha sucedido algo, no importante, pero sí anecdótico: divertido, triste, frustrante, indignante, decepcionante..., según. Sus vidas no cambian por ese hecho, pero sí que será algo para recordar y de lo que podrán hablar en lo sucesivo.
Muchas de esas anécdotas tienen que ver con el amor. Pero nunca se trata de un gran amor. Son pequeñas historias de hombres pequeños. Otras muchas plantean temas de picaresca: de engaños, de trampas, de robos... Todo ello, también, a pequeña escala. Una escala en la que cualquiera podríamos reconocernos, por eso estas vidas nos resultan tan próximas, por más distantes que nos podamos sentir ya de aquella Roma de los años cincuenta.
Muy bien Moravia. Cuentos muy breves, que en ningún caso resultan aburridos. Ni tristes, ni indignantes. Tiene esa forma suya de contar, tan cercana pero al mismo tiempo tan distante de los hechos que narra (pese a utilizar siempre la 1ª persona, lo cual tiene un mérito extraordinario), que consigue resultar ecuánime ante cualquier circunstancia. Me gusta mucho este autor, definitivamente. En el polo opuesto a la grandilocuencia o al patetismo. Cuenta sus historias como las contarían, efectivamente, sus personajes: casi deprisa, sin desperdigarse en lo que no sea fundamental, al grano. Y con una punta de humor, o con un tono de resignación indiferente, que hace que cualquier suceso, por desagradable que pudiera parecer, quede dentro de los márgenes de lo anecdótico, formando parte de una vida de la que también forman parte miles de historias parecidas, por lo cual no hay que dramatizar.
Así es que, aunque he pasado muchísimo tiempo leyéndolo (es muy largo, y a las novelas en italiano no les dedico tanto tiempo), puedo decir que resulta una lectura muy agradable. Cada vez me gusta más la gente ligera y alada, entre los cuales espero tener la suerte de encontrarme. Cada vez los reconozco con más facilidad.
Y ojo con los seres alados: su gracia consiste en no ser lo que parecen.

sábado, 7 de febrero de 2009

EL CONSUELO, de Anna Gavalda


Un arquitecto de 47 años, casado con una mujer que tiene una hija de otro hombre. Su relación con la esposa está en las últimas. Con la niña, de 14 años, tiene una magnífica conexión. Una vida de lo más rutinaria, acomodada y sin problemas.
Que entrará en convulsión cuando recibe una escueta noticia: "Anouk ha muerto". A partir de aquí, en sucesivos retrocesos, el protagonista (o el narrador, según un criterio imposible de discernir) nos adentra en una bonita historia de niño-adolescente-joven eternamente enamorado de la fantástica madre de su mejor amigo. Sentimiento, al parecer, correspondido.
Pero luego, claro, lo que pasa: la vida se impone con toda su lógica, y el brillante arquitecto lleva años sin saber nada ni de su eterno amor ni de su hijo, al que oscuras circunstancias (que nunca nadie se tomará la molestia de aclarar) llevaron a convertirse en un drogadicto de mucho preocupar.
Y caramba, esta parte de la novela me la leí sin respirar. Me parecía una historia atractiva y me las prometía felices viendo las muchas páginas que me quedaban. Cuando de repente, vaya por Dios, la novela da un giro totalmente inesperado y de golpe y porrazo nos vemos sumergidos en la idílica vida de la granja de Pim y Pom. O es que nos hemos equivocado de libro y hemos cogido "Los cinco en Bretaña". O donde quiera que se encuentre la granja que ocupa la segunda parte de la novela. Qué rollo, qué cursi y qué predecible. Allí en la granja vive una criatura, mezcla de Robinson Crussoe y de Teresa de Calcuta, que viene a ser la edición renovada de la fallecida Anouk. Sólo que en plan rústico-ecologista-solidario-sostenible y tal. Rodeada de niños y de animales, tan bella, laboriosa, bondadosa y hacendosa que, claro, nuestro protagonista no tiene más remedio que dar una sacudida a su vida, arrepentirse de todos sus pecados y enamorarse de ella. Y ella de él. Y él de los niños. Y todos de todos.Y así, finalmente todos redimidos, son felices y comen perdices foreverandeverandever (ya cansa la gaita de poner cientos de frases en inglés en la novela. ¿Qué pretende demostrar, que conoce esa lengua? Pues como todo el mundo, maja. Si fuera el sánscrito...).
En fin, que no me quiero cebar, pero que se me ha hecho interminable. Y que si he acabado de leerla ha sido, por una parte, por asegurarme de que mi malísima impresión era cierta, y por otra, por divertirme observando hasta dónde es capaz de llegar la desfachatez humana: pues hasta el final, ya lo he visto.
Por favor, Anna Gavalda, no escribas más hasta que no tengas algo interesante que contar. Ahora que ya has dado salida a todas tus ensoñaciones de adolescente, sería bueno que intentaras escribir algo adulto. Y si consigues enlazar diez palabras (en francés) sin poner ningún punto y aparte, ya verás qué mundo de nuevas posibilidades expresivas descubres.
Y que conste que no he querido ser despiadada, pero es que... ¡vaya tela!