sábado, 16 de mayo de 2009

A TRES METROS SOBRE EL CIELO


De Federico Moccia.

Nada, yo ya creo que el mundo se ha vuelto loco o que estoy totalmente fuera de órbita. Tenía ganas de leer este libro, el primero de una serie que está haciendo furor en Italia y, aunque en menor medida, también en España. Ya sé que es para adolescentes, y con ese ánimo me puse a leerlo, pero ni así.

Es la historia de una niña pija, lista, guapa, buena..., y de un chico macarra, pero en el fondo también guapo, listo y tal, solo que por un trauma adolescente se quedó así: gamberro, violento y bastante despreciable. Total, que se enamoran. Se supone, porque yo no he podido llegar hasta allí. Es que no puedo entender cómo la niña Babi puede dejarse encandilar por un tipo que le roba, le parte las narices al padre de su novio en su presencia, le destroza el coche a su propio novio con ellos dentro y mil barbaridades más. Me parece bastante increíble, por muy adolescente que se sea.

Así es que me lo he dejado sin llegar a la parte bonita, la de colocar candados de amor en un puente (moda que han seguido miles de chavales italianos), la de escribir la pintada "io e te a tre metri sopra il cielo". Eso me lo he perdido. Pero es que no aguantaba ya tanta violencia, tanta carrera de motos y tanto anacronismo. Yo no sé cómo se vivirá ahora en Italia, pero de verdad que las cosas que cuenta este autor sucedían aquí en los años cincuenta. Sobre todo la forma de vida dentro del instituto: ese respeto, incluso miedo, a los profesores; esa preocupación, incluso nervios, por si te preguntan, por si la profesora manda una nota a tu madre diciendo que le has chivado la respuesta a tu compañera en una pregunta de clase. Qué increíble. Me parecía estar viéndome a mí misma en Santa María, hace cuarenta años. No, eso me ha acabado de desanimar. Y todo lo otro, ese macarrismo tipo La ley de la calle o Grease, me parece realmente marciano para nuestros días.

Por lo demás, la historieta es la misma: la chica se macarroniza y el chico se sensibiliza. Pero al final acaban mal. Como Romeo y Julieta. Muy propio.

No hay comentarios: