viernes, 17 de abril de 2009

LETTERA A UN BAMBINO MAI NATO


De Oriana Fallaci.
Un clásico del feminismo. Bueno. Una mujer, que podría ser ella misma (libre, con una gran carrera periodística, que busca demostrar que las mujeres son tanto como los hombres), se queda embarazada de un tipo que no está a la altura de las circunstancias y que, por otra parte, a ella se las trae bastante al pairo.
Es un embarazo sorprendente y por supuesto no deseado, pero desde antes incluso de que se lo confirmen, la madre inicia un monólogo dirigido al niño en el que le va explicando sus sentimientos con respecto a él.
Pese a la oposición de todo el mundo, decide tenerlo. Pero es una decisión muy poco asentada, porque no está dispuesta a renunciar a sus actividades por el bebé. Y así, aunque no tiene más remedio que someterse a cortos períodos de reposo, ella sigue adelante con su profesión, viajando, haciendo cosas que los médicos le tienen claramente prohibidas.
Hasta que el niño muere. Entonces ella se somete a un imaginario juicio en el que todos (pero particularmente ella misma) la declaran culpable. Hasta el niño, que dice que se ha dejado morir o se ha suicidado por lo negra que le había pintado ella la vida. Y una vez muerto el niño, ella decide conservarlo en su cuerpo hasta que salga por sí sólo, pero como no sale, cuando al fin acepta ser intervenida es demasiado tarde y muere también.
En fin, no es muy largo. Entre otras cosas porque el asunto tampoco da para más. Es un despliegue de todos los tópicos en torno al tema del aborto en uno y otro sentido, pero además tratados sin mucha profundidad, bastante superficialmente. Casi mejor. Lo bueno es que ella no se decanta por ninguno y no adopta una postura muy beligerante ni decidida.
Sospecho, aunque esto es sólo un pálpito, que se basa en una experiencia real. O a lo mejor ni eso, sino en un simple susto que le hizo pensar qué pasaría si... Y entonces tomó el hecho como excusa para escribir un librito muy vendible en ciertos sectores, en cierto momento.
No sé, a lo mejor no tengo derecho a juzgar tan duramente, pero lo veo un poco..., ¿cómo diría? No me sale la palabra. Algo así como demasiado comercial, que se aprovecha de una circunstancia para sacarle un claro beneficio. Si me acuerdo de lo que quiero decir, lo añadiré sin duda.
Resumiendo: me alegro de haberlo leído, porque bien está leer antes de opinar, pero ha resultado ser precisamente lo que me había imaginado antes de leerlo. ¡Qué lista...!

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